Beleño: La hierba loca


Planta solanácea de hasta un metro de alto, con hojas anchas, largas, hendidas y vellosas, flores amarillas y fruto capsular: el beleño es especialmente narcótico en su raíz.Beleño

Los médicos egipcios utilizaron, según explica el papiro de Ebers, el beleño una de las plantas brujas popularmente conocida por la hierba loca, y que en el país del Nilo, como también hacia Mesopotamia, Babilonia y Asiria, se empleaba para tener revelaciones y también como sedante, analgésico y abortivo.

El historiador y filósofo griego Jenofonte (431-354 A.C.) advierte que se trata de una planta muy peligrosa, y nos dice de ella que «no podemos estar dispuestos a afirmar que es un bien aquello que vuelve loco a quien lo come«. Aunque lo egipcios lo emplearon como planta abortiva, no dejaba de ser curioso que utilizaba aceite de beleño para mitigar el dolor de los partos. Según destaca el papiro de Ebers, «Cuando llegaba el momento de dar a luz, unguían con dicho aceite el sexo de las futuras madres«. Curiosamente, siglos después, las brujas medievales también lo utilizarían, pero no para ayudar a dar a luz, sino para aplicarlo en los mangos de las escobas que cabalgaban y las hacían volar.

Los médicos egipcios conocían los peligros del beleño, y no es de extrañar, teniendo en cuenta que posteriormente apareció citado  en prácticamente en todos los tratados de botánica como planta tóxica. Y es que contiene, entre otros alcaloides, hiosciamina, antropina y escopolamina, sustancias que a principios del siglo XX se administraban, junto con la morfina, como analgésicos para partos. Es un elemento que administrado en exceso puede bloquear los receptores del sistema nervioso central y paralizar el corazón.

Tanto es así que los médicos del siglo pasado abandonaron su uso al considerar dicha sustancia como «Causa de la excesiva mortalidad infantil«.

Si caía en malas manos, la escopolamina del beleño tuvo que ser peligrosísima en el antiguo Egipto. Se sabe que la planta se administraba como calmante, mediante vahos e infusiones, no obstante, también se prescribía cocinada menclada en crudo con la masa  de dulces típicos.


BIBLIOGRAFÍA

Los misterios de los venenos. Pedro Palao Pons. Editorial De Vecchi

http://www.enciclonet.com

 

 

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