El Elemento Neutro del Castellano – El Lenguaje No Sexista


No me he resistido a realizar esta entrada, sobre todo por los niveles de necedad que estamos llegando en determinados sectores de nuestra sociedad. Intentar aplicar en textos un lenguaje no sexista, como por ejemplo: maestra o maestro, chicas o chicos… Desde dicho punto de vista, es decir, políticamente correcto, para agradar a determinados sectores, puede hacer que lleguemos a perder el norte e incluso que sea absurdo.

Según la RAE, en una noticia publicada, «Con el lenguaje no sexista no se podría hablar«.

En el castellano, el elemento neutro es el género masculino, es decir, cuando se dice gato, en nuestro idioma es para referirse a femenino y masculino: Gato/Gata. Pero esto es así, porque simple y llanamente, el castellano tiene este elemento neutro. Sin embargo, esto no ocurre en otros idiomas en los que no existe dicho elemento neutro para referirse al género de un sustantivo.

Quizás lo que debamos hacer es un uso no sexista del lenguaje, en vez del empleo del lenguaje no sexista.

Sergi.


GÉNERO: Los sustantivos en español pueden ser masculinos o femeninos. Cuando el sustantivo designa seres animados, lo más habitual es que exista una forma específica para cada uno de los dos géneros gramaticales, en correspondencia con la distinción biológica de sexos, bien por el uso de desinencias o sufijos distintivos de género añadidos a una misma raíz, como ocurre en gato/gata, profesor/profesora, nene/nena, conde/condesa, zar/zarina; bien por el uso de palabras de distinta raíz según el sexo del referente (heteronimia), como ocurre en hombre/mujer, caballo/yegua, yerno/nuera; no obstante, son muchos los casos en que existe una forma única, válida para referirse a seres de uno u otro sexo:

  1. Sustantivos comunes en cuanto al género: Son los que, designando seres animados, tienen una sola forma, la misma para los dos géneros gramaticales.
    1. En cada enunciado concreto, el género del sustantivo, que se corresponde con el sexo del referente, lo señalan los determinantes y adjetivos con variación genérica: el/la pianista; ese/esa psiquiatra; un buen/una buena profesional.
    2. Los sustantivos comunes se comportan, en este sentido, de forma análoga a los adjetivos de una sola terminación: feliz, dócil, confortable.
    3. Que se aplican, sin cambiar de forma, a sustantivos tanto masculinos como femeninos: un padre/una madre feliz, un perro/una perra dócil, un sillón/una silla confortable.
  2. Sustantivos epicenos: Son los que, designando seres animados, tienen una forma única, a la que corresponde un solo género gramatical, para referirse, indistintamente, a individuos de uno u otro sexo. En este caso, el género gramatical es independiente del sexo del referente.
    1. Hay epicenos masculinos: personaje, vástago, tiburón, lince. Y epicenos femeninos: persona, víctima, hormiga, perdiz.
    2. La concordancia debe establecerse siempre en función del género gramatical del sustantivo epiceno, y no en función del sexo del referente: La víctima, un hombre joven, fue trasladada al hospital más cercano. Y no: La víctima, un hombre joven, fue trasladado al hospital más cercano.
    3. En el caso de los epicenos de animal, se añade la especificación macho o hembra cuando se desea hacer explícito el sexo del referente: La orca macho permanece cerca de la rompiente […], zarandeada por las aguas de color verdoso. (Bojorge Aventura [Arg. 1992]).
  3. Sustantivos ambiguos en cuanto al género: Son los que, designando normalmente seres inanimados, admiten su uso en uno u otro género, sin que ello implique cambios de significado: el/la armazón, el/la dracma, el/la mar, el/la vodka. Normalmente la elección de uno u otro género va asociada a diferencias de registro o de nivel de lengua, o tiene que ver con preferencias dialectales, sectoriales o personales.
    1. No deben confundirse los sustantivos ambiguos en cuanto al género con los casos en que el empleo de una misma palabra en masculino o en femenino implica cambios de significado: el cólera (‘enfermedad’) o la cólera(‘ira’); el editorial (‘artículo de fondo no firmado’) o la editorial (‘casa editora’).
    2. De entre los sustantivos ambiguos, tan solo ánade y cobaya designan seres animados.

Uso del masculino en referencia a seres de ambos sexos

En los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: El hombre es el único animal racional; El gato es un buen animal de compañía. Consecuentemente, los nombres apelativos masculinos, cuando se emplean en plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y otro sexo: Los hombres prehistóricos se vestían con pieles de animales; En mi barrio hay muchos gatos (DE LA REFERENCIA NO QUEDAN EXCLUIDAS NI LAS MUJERES PREHISTÓRICAS NI LAS GATAS).

Así, con la expresión los alumnos podemos referirnos a un colectivo formado exclusivamente por alumnos varones, pero también a un colectivo mixto, formado por chicos y chicas.

A pesar de ello, en los últimos tiempos, por razones de corrección política, que no de corrección lingüística, se está extendiendo la costumbre de hacer explícita en estos casos la alusión a ambos sexos: «Decidió luchar ella, y ayudar a sus compañeros y compañeras» (Excélsior [Méx.] 5.9.96). Se olvida que en la lengua está prevista la posibilidad de referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino,POSIBILIDAD EN LA QUE NO DEBE VERSE INTENCIÓN DISCRIMINATORIA ALGUNA, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva; así pues, en el ejemplo citado pudo —y DEBIÓ— decirse, simplemente, ayudar a sus compañeros.

Solo cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto, es necesaria la presencia explícita de ambos géneros: La proporción de alumnos y alumnas en las aulas se ha ido invirtiendo progresivamente; En las actividades deportivas deberán participar por igual alumnos y alumnas.

Por otra parte, el afán por evitar esa supuesta discriminación lingüística, unido al deseo de mitigar la pesadez en la expresión provocada por tales repeticiones, ha suscitado la creación de soluciones artificiosas que contravienen las normas de la gramática: las y los ciudadanos.

Deja un comentario