La tipografía (Introducción)


En el 2013 lancé la primera edición de la novela de «El Ermitaño» a través de Bubok y pronto comenzaron a llegar las primeras críticas. Pasado el tiempo y viéndolo con perspectiva, fue un escaparate en el que dar a conocer los errores ocultos, tanto en la parte de corrección como en la maquetación. Esos errores permitieron que salieran a la luz todas las mejoras que de otra forma nunca hubiese podido llevar a cabo. Aquí aprovecho para agradecer a todos aquellos que compraron y leyeron esta primera edición.

Una de estas mejoras es la tipografía. Puede parecer algo nimio, pero contrariamente a lo que la gente pueda pensar, hay tipos de letra o fuentes que se leen peor que otras; hay alguna que se hicieron solamente para la lectura digital y otras para la lectura impresa; otras cansan más al lector… En definitiva, todo un mundo, que espero desgranar poco a poco en esta sección.

¿Que es lo importante a la hora de elegir el tipo de letra?

Aunque no es un apartado que lleve mucho tiempo, es determinante para la buena lectura de un texto con muchas hojas, como puede ser cualquier novela. Lo primero que hay que elegir es el tipo de letra, y para ello, lo que hay que entender es cómo se construyen las fuentes. Después hay que centrarse en el formato en el cual vas a utilizarla, no es lo mismo leer en un dispositivo electrónico que uno en papel, y por último, centrarse en otros factores como en el tamaño de la letra, el interlineado, el interletraje…

¿Porque la tipografía es tan importante?

Maquetar, siempre desde mi punto de vista, es distribuir el espacio y colocar los elementos que hay en él, para intentar conseguir una armonía y legibilidad en la lectura. Por ello, el tamaño de letra es fundamental, y una de las principales quejas en la primera versión impresa que realicé. También es muy importante el tipo de letra para que al lector no le resulte cansado leer, teniendo en cuenta siempre el tipo de publicación que es y a quién va dirigida.

Sergi.


 Tipografía

(De tipo- ‘carácter de imprenta’ y -grafía ‘escritura’):

  1. Técnica de impresión sobre papel con moldes entintados en relieve que representan letras y grabados.
  2. Estilo o apariencia de un texto impreso.

Desde que a mediados del siglo XV Johann Gutenberg (perteneciente a una familia de orfebres de la ciudad de Maguncia, en Renania) descubriera la manera de imprimir un texto por medio de caracteres sueltos fundidos en metal, y los ensamblara y combinara a voluntad en cajas, al objeto de utilizarlos repetidamente para componer muchos textos e impresiones diferentes, puede empezarse a hablar del término tipografía. Sin duda, el resultado inherente a este adelanto técnico, cuya particularidad radicaba en repetir mecánicamente signos e imágenes, constituyó un acontecimiento cultural de primer orden en la evolución de la historia del pensamiento occidental y en el desarrollo del hombre moderno. La tipografía, probablemente sin pretenderlo, abrió una nueva era en la comunicación, transmisión e intercambio del saber humano.


Creación y utilización de tipos

En las primeras impresiones se utilizó principalmente la letra gótica, un tipo de letra angulosa y comprimida, de rápida grafía y que además permitía aprovechar bien el papel. Desde el siglo XIII ya fue vivamente recomendada por teólogos y por las nacientes universidades como la más adecuada para copiar textos sagrados. Durante el siglo XIV y XV algunas innovaciones italianas crearon una variante algo más redondeada que la letra gótica (littera moderna) que fue muy bien acogida por su claridad y fácil legibilidad, aunque las formas góticas permanecieron aún con mucha fuerza, sobre todo en Centroeuropa.

En los últimos años del siglo XV y principios del XVI se hicieron intentos de recuperar caligrafías de época carolingia. Se crearon bellas letrerías cursivas, como la cursiva cancilleresca adoptada por la imprenta de Francesco Griffo en torno a 1500.

Poco a poco se fue atenuando el empleo de las góticas e imponiendo las llamadas littera antiqua e itálica que trascendieron rápidamente a los usos de la imprenta. Uno de los primeros tipógrafos que adoptaron este tipo de letras fue Aldo Manucio; sus ediciones empezaron a cosechar grandes éxitos entre los humanistas, sobre todo cuando éstos comprobaron y aceptaron que eran esos caracteres (llamados aldinos) los más apropiados para la impresión de textos antiguos. De esto podemos deducir que a la vez que la caligrafía se veía condicionada por la tipografía, y ésta por la primera, ambas obedecían puntualmente a los gustos que imponía el público lector.

En Europa, el desarrollo fue aún más notable. William Caslon creó hacia 1720 un estilo de letra genuinamente inglés. Por su parte, el francés Didot (1730-1804) fue el inventor deltipómetro o sistema para calibrar los tipos, estableciendo el cícero como unidad de medida. El italiano Gianbattista Bodoni (1740-1804) concibió unas matrices que se distinguieron por la limpieza en el trazo y la legibilidad. La letra romana moderna de Bodoni se universalizó gracias a su simetría y sobriedad. Todos ellos, junto con Paradell, fueron de los últimos grandes grabadores de caracteres obtenidos siguiendo el primitivo proceso manual. El estudioso Stanley Morison llega a la conclusión de que hasta finales de la Edad Moderna en toda Europa la base material del arte de imprimir no era otra cosa que una rama del arte del grabado.

Durante el siglo XIX, España volvería a la dependencia de la tipografía extranjera, principalmente alemana. Sólo a finales del siglo XIX el invento revolucionario de Bruce y Brandt de la máquina fundidora de caracteres hizo que España se fuera incorporando poco a poco a la obtención de tipos por medio de procesos mecánicos. Eso sí, se siguió imitando casi exclusivamente letrerías grabadas muchos siglos atrás. Con parecido planteamiento al apuntado anteriormente, no cabe duda de que la necesidad de repetir formas caligráficas ya históricas estuvo motivada por la demanda de la industria editorial, que sólo aceptaba aquello con lo que la mayoría lectora estaba más familiarizada.


Bibliografía

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