Los Honderos Baleares


Sólo hay una región, y no en la península ibérica, donde la honda llego a alcanzar un gran renombre, precisamente por su modestia: las Islas Baleares. Eran hombres pobres dedicados al pastoreo, adquirían desde pequeños las habilidades necesarias para manejar un arma muy barata y sencilla de construir con esparto trenzado o con tiras de cuero, pero muy difícil de manejar con eficacia. Sin embargo, un pastor podía derribar con facilidad a mucha distancia a un soldado entrenado desde niño para la guerra.

honderos

Aunque la honda se conoce desde la prehistoria, sólo fue a partir de la época clásica cuando los ejércitos más avanzados comenzaron a reclutar unidades pequeñas, normalmente de cientos de hombres, de honderos, y habitualmente en zonas alejadas y atrasadas. Es así como los honderos rodios y baleares alcanzaron fama. Timeo afirma que el propio nombre de «baleares» deriva del griego «balein» arrojar.


La honda balear

Constaba de una tira de esparto o junco trenzado, de lana o cuero, y de longitud variable —a mayor longitud, mayor dificultad de tiro, pero más alcance—, Un extremo forma un bucle para sujetarlo a un dedo de la mano y el otro se sujeta entre el pulgar y el índice. Tras colocar el proyectil en el seno de la honda, el hondero da una o varias vueltas rápidas (en el plano vertical u horizontal, ya que ambos sistemas se usaban en la Antigüedad) y suelta el extremo libre de la honda. Un proyectil bien dirigido puede alcanzar los 350 metros, pero en el campo de batalla un tiro eficaz (es decir, ser capaz de causar daños en enemigos protegidos) era mucho menor, entre los 50 y los 200 metros según la veteranía de los honderos, las condiciones del clima y la protección de los blancos. Con todo, la honda tenía un alcance superior incluso al del arco compuesto y, según las fuentes, sus proyectiles eran invisibles en el aire, y las heridas que causaba, más peligrosas que las de las flechas. Según un fragmento de Claudio Cuadrigario, las hondas eran más efectivas para atacar las murallas de abajo hacia arriba, que para disparar desde ellas.

honda_balear_013


Los glades: los proyectiles de la honda

Buena parte de la efectividad de la honda dependía de los proyectiles. Por ello a partir del siglo V a.C. se impuso gradualmente el empleo de glandes bicónicos o almendrados fundidos en plomo, de tamaño y peso estandarizados, que facilitaban el trabajo del cálculo de trayectorias por los honderos y mejoraba el alcance. La mayoría de estos glandes pesaba entre 30 y 80 gramos. Sin embargo, Diodoro escribió que precisamente los honderos baleares en 311 a.C. empleaban piedras de hasta una mina de peso, unos 400 gramos, lo que parece a todas luces excesivo. En cualquier caso los honderos empleaban piedras hasta que comenzaron a estar integrados como mercenarios en los ejércitos cartagineses, donde debieron adoptar los glandes de plomo.

21.- Glandes (proyectiles para hondas)


Los mercenarios baleares

Los baleares fueron contratados como mercenarios «puros», es decir, no reclutados como subditos ni enviados como aliados, ya desde finales del siglo V a.C., sino antes. Según cuenta Diodoro, que como prueba de su barbarie, su paga se la gastaban en vino y mujeres en lugar de llevarla de regreso a su patria, donde las monedas no tendrían utilidad.

honderocartag1

Por otra parte los baleares estaban dispuestos a defender sus islas de los extranjeros. Cuando Metelo Baleárico desembarcó en las islas en el 123 a.C. hubo de cubrir con lonas las cubiertas de sus barcos para proteger a las dotaciones  de la lluvia de proyectiles que los baleares arrojaban. Según Livio  ya en el año 206 a.C., cuando los cartagineses quisieron desembarcar en las islas al mando de Magón, fueron recibidos con una auténtica lluvia de proyectiles que rechazaron el desembarco inicial.

Los contingentes de mercenarios nunca fueron muy numeros. Uno de los primero, y más numerosos es el de mil honderos enviados a Sicilia enviados a combatir por Cartago en 311 a.C. donde participaron con brillantez en la batalla de Ecnomus. A partir de entonces aparecen empleados en unidades de centenares: Anibal envió a 870 de ellos a África antes de marchar sobre Italia y dejó 500  en Iberia. En el 206 a.C. los cartagineses reclutaron hasta dos mil honderos en Menorca y marcharon junto a Anibal, combatiendo en Trebia, Cannas o Zama. En Trebia por ejemplo jugaron un papel importante rechazando a la caballería romana y luego hostigando severamente a los legionarios desde los flancos y en Cannas hirieron de gravedad al cónsul romano Paulo Emilio.

Honderos Campañas

Los romanos también los emplearon como mercenarios para la conquista del interior de Hispania en el siglo II a.C., Sila los utilizó en África en el 105 a.C. o Julio Cesar para el asedio galo de Bribacte en el 56 a.C.


El entrenamiento

Según Diódoro de Sicilia: «Sus armas son tres hondas, de las cuales llevaban una alrededor de la cabeza, otra en torno al vientre y la tercera en la mano. Cuando las necesidades de la guerra lo exigen, lanzan piedras mucho mayores que las que lanzan los demás con tanto vigor que parecen proyectiles salidos de una catapulta. Por lo cual, en los asaltos, hieren gravemente con sus golpes a los que están en las almenas, y en la batalla campal, frente a frente, aplastan los escudos y los cascos y toda clase de armaduras con que se cubren. Y dirigen tan bien los tiros, que la mayor parte del tiempo ninguno de ellos yerran el blanco. La causa de ello es la continua práctica desde niños, porque cuando son pequeños, se ejercitan bajo la dirección de sus madres en el manejo de la honda. Puesto como blanco un pan en lo alto de un palo, no se les da de comer hasta que, habiendo alcanzado el pan con sus tiros, la madre se lo concede en alimento».

Hondero 1


Bibliografía

Armas de la antigua iberia: De Tartesos a Numancia. Fernando Quesada Sanz. 

Deja un comentario