La Rueda


Su utilización era destinada para los crímenes más graves.

El procedimiento se dividía en dos momentos distintos. En primer lugar, la víctima, desnuda, era estirada boca arriba en el suelo o en el patíbulo, con los miembros extendidos al máximo y atados a estacas o anillas de hierro. Bajo las muñecas, codos, rodillas y caderas se colocaban trozos de madera. El verdugo, asestando violentos golpes con la rueda de borde herrado, machacaba hueso tras hueso y articulación tras articulación procurando no asestar golpes fatales.

Según cuenta un cronista alemán anónimo del siglo XVII, «en una especie de gran títere aullante retorciéndose, como un pulpo gigante de cuatro tentáculos, entre arroyuelos de sangre, carne cruda, viscosa y amorfa mezclada con astillas de huesos rotos”.

Rueda

Posteriormente se les ataba entre los radios de una gran rueda horizontal al extremos de un postre, que después se levantaba para dar inicio a la segunda fase, la más malvada: Se procuraban darles de comer y beber mientras aves y roedores les iban arrancando tiras de piel.

Alemania y Francia fue donde más se utilizó.


BIBLIOGRAFÍA

Museo de la Tortura. Santillana del Mar.

Deja un comentario