Personajes Históricos: Rodrigo Díaz de Vivar


Su lugar de nacimiento está firmemente señalado por la tradición en Vivar del Cid, a 10 km de Burgos en el año 1043. Su familia pertenecía al estamento caballeresco, pero en el grado más bajo, la hidalguía. Su padre se llamaba Diego Laínez y estaba emparentado con el linaje de Laín Calvo, uno de los más antiguos de Castilla. Tras la muerte de su padre (hacia el año 1058), y como cualquier otro infanzón de su época, Rodrigo fue educado en las artes de la guerra, ocupación principal de los miembros de su estamento, y a la edad de catorce años pasó a servir al rey de Castilla Fernando I, concretamente en el séquito del príncipe Sancho, primogénito de Fernando y heredero del trono.El cid

La primera intervención del Cid en el campo de batalla tuvo lugar en 1063, en uno de los conflictos internos entre los reinos peninsulares, que muestran bien claramente el universo fronterizo en que se insertaron las andanzas de Rodrigo. El rico reino taifa de Zaragoza, gobernado por al-Muqtadir, era objeto de las preferencias de Aragón y Castilla, pues el tributo anual que se cobraba por su protección era muy alto. El monarca aragonés Ramiro I, hermano de Fernando I, invadió el reino taifa en el año 1063, apoderándose de varios territorios e iniciando el asedio a la fortaleza oscense de Graus. El régulo zaragozano, que era vasallo de Castilla, solicitó la ayuda de Fernando I, por lo que éste decidió enviar un gran contingente de tropas al mano de su heredero, Sancho, ejército en el que también peleó el Cid. El resultado fue la muerte de Ramiro I, el control de Zaragoza por Castilla, y la primera actuación sobresaliente de Rodrigo; dos años más tarde, cuando Sancho fue elegido rey tras la muerte de su padre, le recompensó con el cargo de alférez de la corte, como premio a su entrega en la batalla de Graus.

Como alférez de Sancho, Rodrigo Díaz de Vivar inauguró la que se supone su mayor época de actividad e intervención en los asuntos de la política castellana, aunque bien es cierto que no se tiene demasiada constancia y que, de cualquier forma, su participación debió de ceñirse al control de las líneas fronterizas entre Aragón y Castilla, sobre todo en el territorio zaragozano.Espada_Tizona

Después de la ocupación de Galicia, las diferencias volvieron a surgir entre los dos hermanos, Sancho y Alfonso. Las cuestiones de hegemonía se dirimieron en la batalla de Golpejera (1071), en la que las tropas de Sancho, dirigidas por el Cid Campeador, derrotaron a la aristocracia afín a Alfonso, el cual hubo de refugiarse en Toledo, reino taifa protegido por Fernando I que, por su propio testamento, había quedado bajo la vigilancia (y el cobro de las ricas parias) de León, y no de Castilla, como era más lógico. De todas formas, Sancho el Fuerte creyó que, desaparecido Alfonso, el único problema para lograr su ansiada recuperación territorial se hallaba en Zamora, donde su hermana, Urraca, resistía a entregarle la fortaleza, acosada por tropas castellanas. En el año 1072, cuando el propio rey Sancho y su alférez Rodrigo encabezaban las tropas que, a mitad de camino entre el asedio y la negociación, sitiaban Zamora, el conocido episodio de Bellido Dolfos, el traidor regicida, acabó con el corto y bélico reinado del que había sido protector del Cid.


El Destierro del Cid

El juramento del monarca se narra en el célebre romance de la Jura de Santa Gadea. Como nuevo soberano de Castilla Alfonso se convirtió en señor del hombre que lo había derrotado dos veces, y aunque la nueva situación le permitiera vengarse de él, ése acto le podía acarrear serio problemas con los nobles castellanos. Rodrigo se casó con una parienta del rey: Jimena. Muchos miembros del nuevo séquito real lo miraron con malos ojos, pese a que el propio Alfonso no había tomado medidas contra él, las fricciones no tardaron en producirse. Todo ellos le llamaría a Rodrigo, no sólo a un destierro, sino a dos.Estatua_del_Cid_(Burgos)

El primer destierro se produjo en 1081, se decretó a raíz de su ataque contra una zona del reino taifa de Toledo, en respuesta a la incursión de unos bandidos que habían partido de allí.La actuación del Cid, sin permiso de Alfonso, dejó en evidencia a este último ante el rey de Toledo, que le pagaba tributo. Mantener su crédito ante los tributarios musulmanes exigía castigar a Rodrigo. Sin embargo, las circunstancias obligaron a Alfonso a perdonar al Cid. En 1086, los Almorávides invadieron la península y derrotaron a las tropas del rey en la sangrienta batalla de Sagrajas. Necesitado de auxilio de todo el mundo, Alfonso acudió a Rodrigo, quien durante su destierro había entrado al servicio del rey moro de Zaragoza y se había ganado un gran renombre como guerrero al frente de sus tropas.cid 2

El segundo destierro se produjo cuando los Almorávides asediaron en 1089 el estratégico castillo de Aledo (Murcia), y Alfonso convocó al Cid para su defensa. No se fijaron los detalles del encuentro, de modo que el soberano se dirigió allí por una ruta mientras Rodrigo lo esperaba en otro lugar, y las tropas de ambos no lograron juntarse. Aunque el rey logró evitar que la plaza cayera en manos enemigas, consideró que el Cid lo había desobedecido y que incluso había puesto en peligro al ejército cristiano, de modo que lo volvió a desterrar.


Los Almorávides y la conquista de Valencia.

Son el fruto de la reciente islamización de las tribus del Sahara y les mueve el celo rigorista del converso. Cuando pisan la Península lo hacen sin concesiones, ni ante los reinos cristianos, ni mucho menos ante el lujo andalusí. Traen consigo, además nuevas maneras de combatir. El estruendoso tañido de sus tambores llena el campo de batalla, y sus efectivos se mueven compactos, en una marea humana milimétricamente organizadas a través de señales de mando. De este modo, los Almorávides conquistan los reinos Taifas de Granada, Sevilla, Jaén, Murcia y Denia. Su poder parece imparable.

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Paralelamente el Cid conquista Valencia tras un asedio de diecinueve meses, pero apenas conquistada la ciudad llega la noticia que nadie quiere escuchar: un enorme ejército Almorávide se dirige a la ciudad de Valencia con la intención de recuperarla. Pronto el retumbar de sus tambores de guerra inunda las huertas cercanas a la ciudad y su número hace enmudecer a los guerreros atrincherados tras las murallas.

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En la noche del 21 de Octubre de 1094, el Cid decidió atacar al ejército Almorávide. A escondidas, aprovechó la falta de vigilancia en la zona sur de las murallas y salió junto con buena parte de sus hombres. dio un rodeo hasta la retaguardia del campamento musulman y esperó. Contaba con que, al romper el alba, el pequeño contingente que había dejado en la ciudad saliera ha hacer una cabalgada sobre los arrabales, una de las tantas que se solían hacer para aliviar los rigores del asedio. La caballería Almorávide salió en persecución de los atacantes, y entonces Rodrigo y sus hombres atacaron el campamento enemigo,sembrando el pánico al ser confundidos con los refuerzos del rey de Castilla.La derrota de Cuarte fue la primera derrota de los Almorávides en la península y cerró a Levante de los Almorávides durante décadas.

Yo soy hombre que nunca tuve un reino, ni nadie de mi linaje lo ha tenido; pero desde el día que a esta villa vine, siempre me pagué de ella, la codicié y rogué a nuestro señor dios que me la diese. Y ved cual es el poder de dios: el día que yo llegué para sitiar Yuballa no tenía nada más que cuatro panes, y me ha hecho dios tal merced, que gané Valencia y soy dueño de ella.


La muerte del Cid

Dícese que una mañana cuando subido a las almenas desde ellas estudiaba el campo del enemigo que le sitiaba, una flecha perdida le atravesó y El Cid cayo herido de muerte, sabiendo de su tragedia, tuvo valor para indicar una estrategia, “El Cid” ordenó que embalsamaran su cuerpo y que muerto cabalgara sobre su caballo Babieca en la siguiente batalla.

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Toda la noche sonaron los tambores moros, para animar a los combatientes, seguros de ganar sabiendo que el Cid había sido abatido. En el interior de las murallas solo sus allegados conocian lo sucedido y se preguntaban qué podían hacer sin su señor.

Cuando amaneció se abrieron las puertas de Valencia y por ellas salieron al galope todos los caballeros que había en la ciudad, con el Cid a la cabeza, pues sus hombres le habían vestido, ceñido sus armas, y montado sobre su caballo, sus hombres recobraron el vigor y la esperanza de vencer.

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Las tropas árabes, quedaron sorprendidos viendo al Cid montado en Babieca, cabalgando dispuesto a luchar cuando le creían muerto. El pánico cundió entre ellos, que huyeron. Así fue como el Cid Campeador había ganado su última batalla. Este hecho ocurrió en Valencia en julio de 1099 cuando el Cid, aún no había cumplido los 56 años.


El Cid Campeador

No se sabe cuando se le atribuyó a rodrigo el título de Campeador, la versión del romance de «Campi Doctor» o «Campi Doctus», cuyo significado es experto o vencedor en el campo de batalla; quizás a raíz de su victoria en combate singular que habría librado el navarro Jimeno Garcés, puede que hacia el 1067.

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En cuanto a «Cid» procede del árabe al-Sayyid (señor). Las fuentes árabes contemporáneas no le dan este nombre, que quizás utilizaron los musulmanes que formaron parte de sus tropas.


Colada

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La primera mención a una de ellas, concrétamente de la Colada,  la tenemos en la serie 58 del Cantar de Mio Cid, cuando éste se la arrebata al conde de Barcelona Berenguer Ramón II el Fratricida tras derrotarlo en la jornada del pinar de Tébar:

Vençido a esta batalla el que en buena hora nasco;
al comde don Remont a preso le a tomado
hi gañó a Colada que más vale de mill marcos.

Tizona

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En cuanto a la Tizona o, mejor dicho, Tizón, que era como se la denominaba hasta aproximadamente el siglo XVI, entra en escena en manos de un supuesto rey de Marruecos llamado Búcar, que ataca Valencia y el cual es abatido por Rodrigo precisamente con la Colada. Tras vencerlo, se apodera de su espada Tizón. Lo podemos leer en la serie 118 del Cantar de Mio Cid:

Mató a Búcar, al rey de allén el mar,
e ganó a Tizón que mill marcos d’oro val.
Vençió la batalla maravillosa e grant.
Aquís ondró mio Çid e quantos con elle están.

Babieca

Según la Leyenda de Cardeña, elaborada en torno al Monasterio de San Pedro de Cardeña hacia 1270, fue el caballo sobre el que la esposa de El Cid montó el cadáver de éste para hacer creer a sus enemigos que seguía vivo. Después, Babieca no volvió a ser montado y murió dos años más tarde a la inusual edad de cuarenta años. Según esta tradición, fue enterrado en algún lugar del Monasterio de San Pedro de Cardeña, a diez kilómetros de Burgos, en el término municipal de Castrillo del Val y junto a las localidades de Cardeñajimeno y Carcedo.

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En la explanada situada frente a la fachada principal, en la que aparece una imagen ecuestre del Cid Campeador, hay una estatua del Sagrado Corazón, y a la izquierda un monolito con leyenda alusiva al caballo Babieca. Coincide con el lugar donde, según la tradición, fue sepultado el fiel animal, aunque las excavaciones arqueológicas financiadas por el Duque de Alba en el año 1949 no obtuvieron resultados.

E a este su padrino después de tiempo demandó un potro de sus yeguas. En cuando ge lo hovo a dar, metióle entre muchas yeguas con muchos buenos potros, e mandó que escogiese e que tomase el mejor (…) e a la postre slió una yegua con un potro feo e sarnoso, e dixo a su padrino: «Este quiero yo», e su padrino, muy sañudo, díxole con saña: «¡bavieca, mal escogistes!», e dixo estonces Rodrigo: «Este será buen cavallo, e Bavieca abrá nombre.


Los reinos de Taifas

Los llamados reinos de taifas (taifa, plural tawaif; ‘partido, bandería’) fueron pequeños estados de existencia efímera basados en similitudes étnicas o de origen que aparecieron tras las ruinas del califato de Córdoba a partir del año 1009. Estas taifas fragmentaron el territorio de al-Andalus en una veintena de dominios gobernados por una serie de reyezuelos conocidos con el nombre de reyes de taifas (muluk al-tawaif).

En relación a su elemento étnico-social dirigente, las taifas se agrupaban en tres categorías:

  • Beréberes, que ocuparon los territorios comprendidos entre la Marca Media hasta la parte occidental y sur de la Península (los hammudíes en Málaga, los Banu Zirí en Granada, los amiríes en Valencia, los aftasíes en Badajoz y los du-al-nunníes en Toledo).
  • Las taifas eslavonas o saqalibah (eslavos), que ocuparon el este de al-Andalus (los Banu Ganiya en las Baleares).
  • Las taifas arábigo-andalusíes, que ocuparon la Marca Superior, más Córdoba y Sevilla (los Chahwar en Córdoba, los abbadíes en Sevilla, los hud en Zaragoza, los Qasim en Alpuente y los Sumadih en Almería).
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Epitafio épico del Cid

El Cid Ruy Díaz soy, que yago aquí encerrado y vencí al rey Bucar con treinta y seis reyes paganos. De estos treinta y seis reyes, veintidós murieron en el campo; los vencí en Valencia después de muerto encima de mi caballo. Con esta son setenta y dos batallas que vencí en el campo. Gané a Colada y a Tizona: por ello Dios sea loado. Amén.

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Bibliografía

Cantar del Mio Cid

http://www.enciclonet.com

Historia National Geograpich

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