La Alquimia


La alquimia (Del lat. medieval alchimia, y éste del ár. al-kìmiya’ ‘la química’, cuyo segundo elemento procede del gr. cume?a ‘mezcla, mixtura’). Antigua rama de la filosofía natural que estudiaba las características y los cambios de la materia: durante la Edad Media, la alquimia se asociaba frecuentemente a lo mágico y esotérico.


Disciplina experimental, precursora de la moderna ciencia química que, por medio de un elemento desconocido y maravilloso llamado “piedra filosofal”, pretendía la transmutación de los metales en oro y la consecución de la panacea universal o elixir de la eterna juventud. En Europa tuvo su momento de florecimiento durante la Edad Media.

Los herméticos (véase hermetismo), o cultivadores de este arte sagrado de Hermes Trimegisto, son en realidad herederos del concepto aristotélico de la unidad de la materia, según el cual una sola materia original se reviste con distintas formas (accidentes), que son los que la especializan en los distintos tipos de realidad. De ahí la idea de transmutar unos accidentes en otros, lo que en el caso de los metales implicaría que, mediante la manipulación de las formas (color, peso, brillo, dureza…), podría provocarse un proceso de perfeccionamiento hacia materias cada vez más nobles, tendencia implícita también en la doctrina aristotélica, que afirma la tendencia de todas las cosas hacia su perfección. Pero la alquimia prometía además a sus practicantes un beneficio adicional: el elixir de la longevidad, una tintura que sanaba el organismo de cualquier enfermedad, incrementando de modo asombroso sus potencias físicas.

El alquimista parte de la creencia de que todos los metales están compuestos de mercurio y azufre, aunque en diferentes proporciones. El objetivo ansiado es la consecución de la “piedra filosofal”, también llamada “polvo”, “el gran magisterio”, “precioso elixir”, “tintura”, “quintaesencia”…, la cual, por simple contacto con los metales fundidos, los transmutaría en oro.

Pero la alquimia se distingue además de las modernas ciencias por servirse de un lenguaje alegórico-simbólico que la presenta no sólo como una técnica encaminada a descubrir fenómenos naturales o a la experimentación con los elementos físicos, sino como un camino hacia la interioridad, una vía de conocimiento místico y metafísico, inseparablemente imbricada con la realidad física. No podría ser de otro modo, teniendo en cuenta que el alquimista no se limita a asistir como espectador al tránsito de la materia hacia su propia perfección, sino que intenta influir en este proceso erigiéndose así en sustituto del tiempo. Gracias a la soñada “piedra filosofal”, se sitúa en otra dimensión de la existencia en la que de nada sirve el lenguaje convencional de las ciencias. Se hace así necesario recurrir a un lenguaje simbólico e impenetrable para los no iniciados, pues el lenguaje convencional se revela como insuficiente para transmitir la idea de lo esencial. Si el objetivo de un maestro alquimista es expresar lo indecible, la vía no puede describirse por medio de palabras, tan sólo puede ser imperfectamente sugerida por medio de imágenes simbólicas.

Algunas de estas imágenes útiles para interpretar los grabados alquímicos son:

El ángel: sublimación, ascensión de lo volátil.
El macho y la hembra: azufre y mercurio.
La corona: símbolo de la perfección metálica.
El matrimonio: unión del azufre y el mercurio.
El niño: símbolo de la piedra filosofal.
La rosa: según su color denota un momento particular en el proceso de la obra.
La salamandra o el dragón entre llamas: fuego.
El sol: oro filosófico.
El triángulo: los tres principios fundamentales (azufre, mercurio y sal).
Venus: cobre.
El huevo: matraz especial en el que se encerraba la materia durante la transmutación.

Representación alquímica del principio masculino simbolizado por el Sol y el León
Representación alquímica de la unión de los opuestos, masculino y femenino.

La alquimia se presenta al hombre moderno como una disciplina de aspecto y límites confusos. Puede parecer una fase experimental precientífica, debido a su falta de sistematización y a lo impenetrable de su lenguaje, pero lo cierto es que los alquimistas lograron no pocos descubrimientos precisamente gracias al carácter experimental de sus actividades. En este sentido, la actitud del filósofo inglés Francis Bacon, expresada en su Novum Organum, resulta prototípica: Bacon refiere la fábula del padre que dejó a sus hijos una heredad asegurándoles que en ella se escondía un tesoro. Los hijos removieron toda la tierra del campo sin encontrarlo, pero a cambio el campo resultó ser después mucho más fértil y éste fue el verdadero tesoro. Así, los experimentos alquímicos, si bien no parecen haber dado los frutos soñados, sí allanaron el camino de las ciencias experimentales modernas.

La alquimia tuvo, desde luego, su parte de falsedad, fraude y engaño, como cabía esperar de una disciplina tan asistemática. Fueron numerosos los pícaros que se aprovecharon de la codicia o de la ignorancia de las gentes para conseguir favores y riquezas. Por otra parte, abundan también los casos de estudiosos serios, aunque desafortunados, que incluso perdieron la vida por no conseguir el ansiado oro filosofal para los poderosos de cuyo favor habían disfrutado. En cualquier caso, no todo fue superchería: a las experiencias alquímicas debemos el descubrimiento de técnicas que luego resultarían inmensamente útiles para las ciencias positivas, como los métodos para el refinado de diversos metales, la destilación alcohólica, la sublimación de sustancias como el sulfuro y el arsénico blanco, etc. A Raimundo Luliodebemos el descubrimiento de la acetona, y a Paracelso el conocimiento de los efectos fisiológicos de diversos metales.


La alquímia en los Mundos de Fantasía

A diferencia de la Alquimia histórica, la presentada en la ficción de fantasía y los juegos de rol tiende a concentrarse en la producción de objetos mágicos. Tanto las espadas creadas por los dioses u otras divinidades o seres demoníacos, como las pociones creadas en los calderos de las brujas, los experimentos de un inventor loco, o hasta las creaciones arcanas de una sociedad dedicada al estudio de la magia, todas son actividades que pueden englobarse dentro de la etiqueta de alquimia. Aunque existen diferencias importantes entre ellas, cada una de ellas trata de la creación de algo nuevo y poderoso que de otro modo no existiría.

Si los objetos mágicos van a existir ¿Qué tipo de alquimia es la que crea objetos? ¿Los dioses son la única fuente de milagros o los mortales tienen alguna oportunidad de crearlos? Si los mortales pueden acceder ¿Quienes son estas gentes y cual es la naturaleza del conocimiento que les permite crear estos objetos? Contestar a estas preguntas puede ser una pregunta ardua, aunque estudiar el cómo se trata en la fantasía la alquimia puede ser de utilidad.


BIBLIOGRAFÍA

http://www.enciclonet.com

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