Aunque resulte extraño este es el primer libro de este genero que he conseguido terminar y es que en su día ya lo intenté con alguno que irremisiblemente se quedo por el camino. No en vano, he de decir que si lo he conseguido terminar ha sido para valorar el esfuerzo que conlleva crear una primera obra, realizado por un compadre de mi tierra.

Puede parecer que lo he leído casi por obligación y en un principio así fue. Los comienzos me resultaron duros con un número tal de personajes, razas y ubicaciones que se me atragantaban, a pesar de tener la obra impresa con los mapas correspondientes. Me costo muchos paseos por la relación de personajes de las páginas finales ir ubicándome en el relato, hasta el punto de que en un momento critico estuve a punto de dejarlo, pero por suerte hice un último esfuerzo sin el cual me hubiese perdido esta buena historia. Historia que, precisamente, por esta cantidad de recursos se convierte en un conglomerado de pequeños episodios que nos llevan a través del territorio de los Mirdalirs cruzándose entre si.

Y es a partir de ese momento, donde también se aprecia una mejora en la construcción literaria, en que los diferentes personajes empiezan a entrelazarse, cuando el libro coge fuerza, cuando te involucras en sus vidas y los acontecimientos cogen una dinámica que llega a enganchar, siendo durante algunos pasajes una obra entretenida y muy bien llevada. Aunque también nos encontramos con párrafos pesados y cambios de situación, donde se corta el hilo de la historia, que te llevan a recordar aquellas primeras páginas. Por otra parte, algo normal cuando estamos hablando del primer libro de lo que pretende ser una saga en toda regla.

Así, entre capítulos dignos de autores mas expertos y otros menos trabajados, llegas al final de una historia diferente, muy por encima del nivel que me esperaba en una obra de un autor novel y de un género no muy de mi gusto, que te deja con ganas de seguir sumergido en El Bosque de las Bestias.

Miguel Ángel Hernández Hernández