Personajes Históricos: Coeno


Coeno, yerno de Parmenio, era uno de los gerales más capaces y leales de Alejandro Magno. Tras pasar el invierno de 332 a.C. en Macedonia, se reunió con su señor en Gordion y se puso al frente de los compañeros de a pie en el sitio de Tiro. Después comandó con honor el elitista extremos derecho de la falange. En la batalla de Hispades, Alejandro le confió el mando de la caballería de Demetrio, y lideró un bien calculado ataque por los flancos. Fue el primero de los comandantes de alto rango del rey de Macedonia en aconsejar un rápido final de la batalla de Hispades, consejo que siguió Alejandro. En los primeros días de la retirada. Coeno falleció de muerte natural y se le dedicaron unas grandiosas honras fúnebres.Coeno


Coeno, El general de los Agravios (en Leyendas de los Mirdalirs)

«Coeno era uno de los pocos generales capaces de los que disponían los Mirdalirs y uno de los que había luchado en diversas campañas. Había nacido y crecido al lado de los Agravios y tenía la educación de éstos en sus orígenes; pero las circunstancias lo llevaron a ser apartado del servicio en la unidad de élite de Mirdar para luchar en diversas campañas a lo largo del oeste del Mundo Conocido, ya que los Mirdalirs necesitaban comandantes hábiles y Coeno muy pronto se mostró como uno de ellos. Poco a poco se fue convirtiendo en un hombre más instruido en los libros que en las armas. Los Mirdalirs decidieron destinarlo a sus orígenes como uno de los tres comandantes de los Agravios, junto con Cratero y Carano, y así aprovechar estas nuevas habilidades de su general en beneficio de los propios Agravios, quienes muchas veces se tornaban excesivamente impulsivos e incontrolables. Coeno era un hombre alto y recio, de pelo cano y cuerpo curtido por la guerra y el ejercicio físico, pese a su avanzada edad, como cualquier Agravio; sólo que en su mirada se reflejaba algo más que el ansia y la gloria de la guerra.

Hjatrir se encontraba delante de él, desconcertado por las órdenes que le habían llegado de la reina de Mirdar a través del Mestizo. Coeno sabía que debía acatar lo que le dijeran los Mirdalirs, y en especial Hjatrir, que era el encargado de mandar y controlar todo lo que tuviera que ver con los Agravios. Llevaba puesta la coraza encima de la túnica carmesí propia de los Agravios, junto con las grebas y las sandalias, que se entrelazaban por debajo de las protecciones de los pies. Se había quitado el casco y lo llevaba sobre su mano derecha, mientras la cresta de color negro se mecía levemente con la brisa y lo distinguía como uno de los tres comandantes de los Agravios. Estaba dispuesto para la guerra, lo mismo que sus hombres, tal y como le había ordenado el Hombre del Sur…»


Bibliografía

Osprey Publishing

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