Las Falacias: Las manipulaciones en los debates y en los discursos


Recientemente vengo escuchando a nuestro alrededor, como en debates televisivos, discursos políticos, manipulaciones ideológicas… las diferentes falacias empleadas para influir en la opinión pública. Mentiras destinadas a hacer entender al oyente o al receptor manipulaciones o tergiversaciones de las verdades con el único fin de ganar unos pocos votos, menospreciar al contrario o por algún tipo de interés de cualquier índole. Me gustaría que quien leyese este mensaje supiera identificarlas y sacar en trasfondo de quienes las emplean para poder discernir el verdadero motivo de uso y así alimentar el pensamiento crítico, tan falto en nuestra sociedad.

Si sois capaces de identificarlas, espero que podáis alejaros de las manipulaciones mediáticas y pensar por vosotros mismos, a partir de unas valoraciones propias de todo aquello que sucede en realidad, ya que ésta siempre se impone.

Sergi.


Falacia

(Del lat. fallacia); sust. f.

Acepciones

1. Engaño, fraude o mentira para dañar a alguien: me ha hecho la vida imposible durante todos estos años con sus falacias.
2. Costumbre de utilizar falsedades para dañar a los demás: ten cuidado con ella, que es muy dada a la falacia y a la falsedad.
3. [Filosofía] Forma inválida de argumento: me temo que has cometido una falacia hacia la mitad del razonamiento.

El término «falacia» es usado en lógica para hacer referencia a todas aquellas formas de argumento no válidas. Por tanto, estrictamente, sólo se puede decir que son falaces los argumentos, no los enunciados; en este sentido el término es sinónimo de «sofisma», aunque se suelen diferenciar ambos términos en base al carácter intencional del segundo, frente al carácter de simple error o descuido del primero.

Que un argumento sea falaz no implica que sus premisas o su conclusión sean falsas ni que sean verdaderas. Un argumento puede tener premisas y conclusión verdaderas y aun así ser falaz. Lo que hace falaz a un argumento es la invalidez del argumento en sí. De hecho, inferir que una proposición es falsa porque el argumento que la contiene por conclusión es falaz es en sí una falacia conocida como argumento ad logicam.​


Los Sofistas

Del lat. sophista, y éste del gr. σοφία [sophía], «sabiduría», y σοφός [sophós], «sabio»

Los sofistas constituyeron un movimiento intelectual formado por sabios y maestros en el saber que surgió en Grecia en el siglo V a.C. motivado en gran parte por la crisis del espíritu griego, que había pasado de estar centrado en el cosmos a concentrarse en el hombre. Así, el sofismo representa el fin del período llamado cosmológico, en que la inquietud del saber se centraba en la naturaleza, y el inicio del período antropológico, centrado en el hombre. Eran pensadores que se dedicaban a enseñar principalmente retórica, o sea el arte de hablar bien y de la erística, o arte de persuadir y convencer.

Los sofistas no creían en el ideal de la verdad absoluta y priorizaban el concepto de utilidad, enseñando la virtud como la capacidad de ser eficaz en política. Para el sofismo toda moral y cultura proviene del hombre y este concepto los llevó a romper con el pensamiento tradicional que los llevó a un escepticismo y relativismo subjetivo. Creían en el carácter funcional del lenguaje y en que no existe un conocimiento válido y necesario, y esta forma de pensar los convirtió en los primeros en incursionar en una teoría del conocimiento.

El sofismo también se diferenció de la filosofía griega por su método, ya que aunque la vieja filosofía no excluía la observación empírica era típicamente deductiva, o sea que una vez que el sabio tenía un principio constitutivo general del mundo debía explicar a partir de él los fenómenos concretos. En tanto que los sofistas trataban de reunir una gran cantidad de observaciones de hechos particulares para sacar conclusiones, tanto teóricas como prácticas, siendo su método por lo tanto, empírico inductivo o «inducir hacia».

Estas conclusiones no pretendían establecer normas basadas en una verdad absoluta; a diferencia de la filosofía griega antigua que buscaba la verdad objetiva, ya que los cosmólogos querían descubrir esa verdad objetiva del mundo en forma desinteresada.

El método sofista más cuestionado era la enseñanza de la erística o el arte de persuadir y ganar las controversias, principalmente en lo concerniente a ganar los litigios judiciales. Obviamente en la práctica, esta habilidad podía equivaler a que la causa injusta pareciera justa, cuestión contraria al afán de llegar a la verdad de los antiguos filósofos.

Con el tiempo, algunos empezaron a acusar a los sofistas de arrogarse una capacidad para la enseñanza de virtudes. Hubo sectores que señalaron a los sofistas como tramposos que, haciendo uso de la retórica y de la dialéctica, engañaban a las personas.

De esta manera, comenzó a calificarse como sofistas a quienes apelaban a los sofismas para desarrollar sus razonamientos y convencer a los demás. Un sofisma es una falacia: algo que, en apariencia, se presenta como válido, aunque en realidad resulta falso.


Principales pensadores Sofistas

Protágoras. Nacido en Abdera (Tracia) hacia 485 aC, fue un pensador viajero que ejerció como maestro de retórica y conducta en Sicilia y ciudades de Asia Menor. Vivió durante un par de temporadas en Atenas, donde conoció a Sócrates y fue amigo de Pericles; éste le encargó redactar la constitución para la nueva colonia de Turios (444 o 443 aC), en la que aparece por primera vez en la historia la educación pública y obligatoria.

Platón le acredita ser el inventor del papel de sofista, y dice de Sócrates que guardaba estima por sus cualidades retóricas y la profundidad de sus predicados, aunque contrario al uso que hacían de los mismos.

Durante su segunda visita a Atenas (muerto ya Pericles), fue rechazado y castigado con la muerte o el exilio, supuestamente por su impiedad (habría leído su obra Sobre los dioses, donde decía desconocer la existencia o la ausencia de seres divinos).

Murió en torno a 411 a. C., al zozobrar el barco que le alejaba de Atenas (tal vez cumpliendo el exilio o huir de la condena a muerte).En la obra perdida Los discursos demoledores aparece su sentencia más famosa, transmitida por otros autores de la Antigüedad: 

El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son, de las que no son en cuanto que no son

Antifonte. Nació hacia 480 aC, en Atenas o en su colonia Ramnunte. Filósofo, matemático, pero sobre todo orador, ganó gran reputación escribiendo discursos por encargo (en Atenas el litigante debía defenderse en persona).

Destaca por la sutileza de sus argumentaciones, que descansan sobre evidencias y testimonios, así como en los ‘argumentos de verosimilitud’. Identificaba el mundo de la verdad con la naturaleza, y el de la apariencia (el hombre) con lo falso.

La aspiración del hombre es el triplete naturaleza-verdad-bondad, pero en su camino se interpone la ley, convención artificial, a veces contraria a lo natural y siempre mudable. Murió hacia el 411 aC.

Gorgias. Su vida corre aproximadamente entre los años 485 y 380 aC. Supuestamente nacido en Leontino (Sicilia), alumno de Empédocles y de los retóricos Córax y Tisias. Viajó mucho por las ciudades griegas, hasta que terminó por residir en Atenas en 427 a. C., causando sensación por su dominio de la palabra: se dice que, en los lugares público, argumentaba sobre cierto tema, y cuando había (con)vencido a todos pasaba a defender la tesis contraria, y así sucesivamente.

Comparte el relativismo y el escepticismo de Protágoras, llegando al nihilismo, y se le atribuye la obra Sobre la naturaliza o el no-Ser, donde ataca la postura eleática, viéndose influido por ella. Su triple tesis sigue la siguiente línea: nada existe; si algo existiese sería incognoscible; si algo fuera cognoscible, sería incomunicable.

Hipias. Nacido a mediados del siglo V a. C. en la región de la Élide. Fue el descubridor de la cuadratriz. Al parecer, estaba dotado de una excepcional memoria, y desarrolló varios métodos mnemotécnicos. Se jactaba de poder argumentar sobre cualquier tema, ya que su talento no eran los conocimientos, sino la argumentación.

Pródico. Nació hacia el año 465 a. C. y seguía vivo en el 394 a. C. Nació en Yulis, en la isla egea de Ceos. Estableció la base para la teoría naturalista de la explicación de los mitos, al establecer que los antiguos habían deificado las cosas útiles, tal y como los egipcios adoraron al Nilo. Se interesó por el lenguaje, en particular por los sinónimos.

Critias. Nacido hacia el 460 a. C., fue uno de los Treinta Tiranos impuestos por Esparta tras su victoria sobre Atenas. Prolífico autor y muy implicado en política (defensor de Alcibíades, cabecilla oligarca y extremista), murió en el 403 a. C., en el campo de batalla que enfrentaba su facción contra los pro-demócratas de Trasíbulo.


Críticas al pensamiento Sofista

Es conocido el antagonismo que hubo entre los filósofos sofistas y el célebre Sócrates, primero de los grandes pensadores de la tradición griega. Esta diferencia se manifestaba en diferentes puntos de vista, y fue el pilar del descrédito que después se les tendría a los sofistas. Entre dichas diferencias podemos destacar:

  1. Los sofistas cobraban por la enseñanza de sus saberes y el acceso a “la verdad”, mientras que Sócrates pensaba que la verdad no podía enseñarse, y conversaba con cualquier ateniense que estuviera dispuesto.
  2. Los sofistas poseían un saber enciclopédico y empleaban el debate como método de enseñanza, mientras que Sócrates creía en el diálogo (especialmente caminando, por eso se le apodaba el peripatético), y las preguntas y respuestas orientadas como método de enseñanza.
  3. Para los sofistas, el cometido primordial era la persuasión del otro, mediante argumentos lógicos o argucias destinadas a emocionar a su audiencia; mientras que Sócrates estaba firmemente comprometido con la obtención de la verdad, por impopular que ésta fuera.
  4. En general, los sofistas eran críticos de la tradición religiosa griega; mientras que Sócrates era devoto de la ley y se sentía fuertemente vinculado a Atenas y a sus tradiciones.

El gran filósofo Platón fue una de las figuras que más abiertamente se mostró en contra de los sofistas. Y es que dejaba sobre la mesa muchos argumentos para oponerse a los mismos. En concreto, destacaba sobre todo cuestiones tales como estas:

  1. Consideraba que hacían uso de la razón simplemente como una técnica de discusión, sin importar la moral o la verdad de la cuestión a tratar.
  2. Establecía que eran individuos que comerciaban con el saber, ya que cobraban importantes sumas de dinero por aquel entonces simplemente por dar sus “charlas”.
  3. Determinaba que la propuesta de método de enseñanza que utilizaban los sofistas no apostaba porque el alumno pudiera progresar en el conocimiento de las cosas. Simplemente pretendía inculcarles ciertas ideas y nada más.

Las Trece Falacias «Aristotélicas», identificadas por Aristóteles


Tipos de Falacias

El estudio de las falacias se remonta por lo menos hasta Aristóteles, quien en sus Refutaciones sofísticas identificó y clasificó trece clases de falacias.​ Desde entonces se han agregado a la lista cientos de otras falacias y se han propuesto varios sistemas de clasificación.​

Las falacias son de interés no solo para la lógica, sino también para la política, la retórica, el derecho, la ciencia, la religión, el periodismo, la mercadotecnia, el cine y, en general, cualquier área en la cual la argumentación y la persuasión sean de especial relevancia.

En líneas generales, un argumento no será falaz cuando tenga validez deductiva o inductiva, premisas verdaderas y justificadas, y que no caiga en la llamada petición de principio.

Hoy en día se han identificado una gran cantidad de falacias, entre ellas poder ver las siguientes:

Petición de principio. Se trata de una falacia caracterizada por contener la conclusión del argumento a probar implícita o explícitamente dentro de las propias premisas disponibles para ello. Por ello es una forma de razonamiento circular, en que la conclusión apunta a la premisa misma.

“Yo tengo la razón, porque soy tu padre y los padres siempre tienen razón”.

Afirmación del consecuente. También llamada error inverso, esta falacia asegura la verdad de una premisa a partir de una conclusión, yendo en contra de la lógica lineal.

“Siempre que nieva, hace frío. Como hace frío, entonces está nevando”.

Generalización apresurada. Esta falacia extrae y afirma una conclusión a partir de premisas insuficientes, extendiendo el razonamiento a todos los casos posibles.

“Papá ama el brócoli. Mi hermana ama el brócoli. Toda la familia ama el brócoli”.

Post hoc ergo propter hoc. Esta falacia se nombra a partir de una expresión latina que traduce “después de esto, a consecuencia de esto” y también se la conoce como correlación coincidente o causalidad falsa. Atribuye una conclusión a una premisa por el simple hecho de que ocurran de manera sucesiva.

“El sol sale después de que canta el gallo. Por lo tanto, el sol sale debido a que canta el gallo”.

Falacia del francotirador. Su nombre se inspira en un supuesto francotirador que disparó a un granero al azar y luego pintó una diana en cada impacto, para proclamar su buena puntería. Esta falacia consiste en la manipulación de informaciones no relacionadas hasta lograr algún tipo de efecto lógico entre ellas. También explica la autosugestión.

“Hoy soñé que tenía doce años. En la lotería salió el número 3. El sueño lo advirtió porque 1+2=3”.

Falacia del espantapájaros. También llamada Falacia del hombre de paja, consiste en la caricaturización de los argumentos contrarios, para así atacar una versión débil de los mismos y demostrar superioridad argumentativa.

 Creo que los niños no deberían estar hasta tarde en la calle.
 No creo que lo debas tener encerrado en un calabozo hasta que crezca (refutación falaz)

Falacia del alegato especial. Consiste en acusar al adversario de carecer de las sensibilidades, conocimientos o autoridad para participar en el debate, descalificándolo así como inepto para el nivel mínimo necesario para ser refutado.

 No estoy de acuerdo con que suban las tarifas de luz y de agua de un día para otro.
 Lo que pasa es que no entiendes nada de economía.

Falacia de la pista falsa. Conocida como red herring (arenque rojo, en inglés), se trata de desviar la atención del debate hacia otro tema, como maniobra de diversión que esconda las debilidades argumentativas del propio alegato.

 ¿No está de acuerdo con la condena propuesta para el violador? ¿Es que no le importa lo que piensan miles de padres de familia al respecto?

Argumento a silentio. El argumento desde el silencio es una falacia que extrae una conclusión a partir del silencio o la falta de evidencias, es decir, a partir del silencio o de la negativa a revelar información del contrincante.

– ¿Qué tan bien sabes hablar alemán?
 Es una segunda lengua para mí.
 A ver, recítame un poema.
 No me sé ninguno.
 Entonces no sabes alemán.

Argumento ad consequentiam. Esta falacia consiste en evaluar la veracidad de una premisa a partir de lo deseables o indeseables que sean sus conclusiones o consecuencias.

– No puedo estar embarazada, si lo estuviera papá me mataría.

Argumento ad baculum. El argumento “que apela al bastón” (en latín) es una falacia que sostiene la validez de una premisa a partir de la amenaza de violencia, coacción o amenaza que no aceptarla representaría para el interlocutor o adversario.

– No eres homosexual. Si lo fueras, no podríamos seguir siendo amigos.

Argumento ad hominem. Esta falacia desvía el ataque de los argumentos del oponente a su propia persona, desvirtuándolos por extensión a partir del ataque personal.

– Los préstamos a largo plazo solucionarán el déficit fiscal.
 Eso lo dice usted porque es millonario y no sabe de necesidades.

Argumento ad ignorantiam. También conocido como el llamado a la ignorancia, afirma la validez o falsedad de una premisa a partir de la existencia o falta de pruebas para demostrarlo. Así, se basa la argumentación no en el conocimiento efectivo, sino en la ignorancia propia o del oponente.

– ¿Dices que tu partido es mayoría? No lo creo.
 No puedes demostrar lo contrario, así que es verdad.

Argumento ad populum. Conocido como el sofisma populista, implica la asunción de validez o falsedad de una premisa a partir de lo que una mayoría (real o supuesta) piense de ello.

– No me gusta el chocolate.
 A todo el mundo le gusta el chocolate.

Argumento ad nauseam. Falacia consistente en la repetición de la premisa, como si insistir en lo mismo pudiera imponer su validez o falsedad. Es la falacia resumida en la célebre frase del ministro de propaganda Joseph Goebbels:

“Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”.

Argumento ad verecundiam. Llamada también “argumento de autoridad”, defiende la validez o falsedad de una premisa a partir de la opinión de un experto o alguna autoridad (real o pretendida) al respecto.

– No creo que hubiera tanta gente en la manifestación.
 Claro que sí. Lo dijeron los periódicos.

Argumento ad antiquitatem. Esta falacia consiste en una apelación a la tradición, es decir, asume la validez de una premisa de acuerdo al modo acostumbrado de pensar las cosas.

– El matrimonio homosexual no puede permitirse, ¿Cuándo se ha visto algo así?

Argumento ad novitatem. Conocida como apelación a la novedad, es el caso contrario a la apelación a la tradición, sugiere la validez de una premisa a partir de su carácter inédito.

– No me gusta este programa.
 ¡Pero si es la versión más reciente!

Argumento ad conditionallis. Es una falacia que condiciona el argumento o las pruebas de su conclusión, impidiendo que puedan ser refutadas pues tampoco se las ha afirmado del todo. Es típico del periodismo y emplea muchas palabras en modo condicional.

– El político habría desviado fondos públicos para su beneficio personal.

Falacia ecológica. Ésta atribuye la verdad o falsedad de un enunciado, a partir de la atribución errónea de alguna característica de un colectivo humano (por ejemplo, las arrojadas por la estadística) a cualquiera de sus individuos sin distinción, fomentando estereotipos y prejuicios.

– Uno de cada tres asaltantes en estados unidos es negro. Por lo tanto, los negros son más propensos a robar.


Bibliografía

https://filosofia.laguia2000.com/filosofos-pre-socraticos/los-sofistas

https://definicion.de/sofista/

https://www.filosofia.org/enc/ros/sof.htm

https://www.filosofia.net/materiales/sofiafilia/hf/soff_7.html

http://epitomeclasica.blogspot.com/2012/02/la-escuela-sofista.html

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http://www.enciclonet.com/

https://falacias.escepticos.es/

http://www.xtec.cat/~lvallmaj/preso/fal-log2.htm

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